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Little Inferno: capitalismo on fire

Uno de los tantos juegos que dio gratis Epic Games por vísperas de Navidad fue una grata sorpresa y una genialidad que desconocía totalmente.

La mejor terapia para piromaniacos jamás creada.

De la mini empresa de tres personas Tomorrow Corporation, creadores de World of Goo, llegó (en 2012) Little Inferno!

¿De qué va la onda?

Este juego trata de quemar cosas. Lisa y llanamente. La historia va más o menos así: estamos en casa y afuera está el mundo, en el que aparentemente el invierno es largo y la nieve, eterna. Nadie sale demasiado de su hogar, donde el frío no hace estragos.

Finalmente, llega la chimenea que habíamos encargado, que no es una cualquiera. Es una “Little Inferno”: un sistema de entretenimiento en el que, mediante un catálogo, podemos pedir diferentes objetos, echarlos a la chimenea y verlos arder hasta las cenizas.

Los primeros fueguitos

Desde el minuto cero comenzamos a interactuar con la nueva adquisición. Un mini tutorial nos enseña lo básico del juego: poner cosas en la chimenea y prenderlas fuego con el puntero. Tentador, ¿eh? Lo primero que incineramos es un papel que nos indica dónde quemar, para enseñarnos la mecánica. Luego empezaremos a mantener relaciones epistolares con personas de la empresa creadora de la chimenea, y también una historia de amor y afecto con nuestra vecina, que vive arriba. Nos pedirá encargos de objetos del catálogo, porque ella también posee una “Little Inferno”.

En sí la mecánica es sencilla, sobre todo por la física del juego: se arma una suerte de “Tetris”, acumulando objetos con mucho cuidado, ya que algunos son frágiles, para luego hacer arder absolutamente todo. Explotan cosas, se congelan, vuelan por los aires, dan dinero y, encima, a veces, desciframos combos “sin querer”. Créanme, es adictivo y hasta terapéutico.

Capitalismo on fire

El juego de entrada parece que va a centrarse en cómo ganar dinero para conseguir objetos del catálogo y quemarlos. No es así. Todo lo que quemamos nos da más dinero. Casi que suena a capitalismo, solo que nunca nos quedamos sin plata (real. Siempre conseguimos más y más). Y en el capitalismo, lamentablemente, podemos perder todo en un parpadeo. Gran diferencia.

Pero el hecho de adquirir cosas, quemarlas, y pedir más y más cosas solo puede sonar a una crítica al sistema: una manera nihilista de vivir, consumiendo placeres “líquidos”, que luego de desaparecer nos dejan necesitando todavía más y más.

En Little Inferno, no hacemos más que consumir y destruir.

Adicción y patología en puerta

Es hermoso ver arder las diferentes cosas y el comportamiento de cada una. También es lindo atiborrarse de objetos y hacer arder todo: hay duendes explosivos, piezas de madera, ladrillos, pilas, muñecos de muchos tipos, mini planetas que generan gravedad, peces, arañas, miras láser, armas, una mini bomba nuclear, barriles con pólvora, bombas de hielo y ¡muchos objetos más! Hay rayos virtuales, cosas que congelan, cosas que explotan, cosas a las que les salen cosas de adentro, en fin… todo arde gracias al Dios mágico de esta aventura: el Fuego. Todos los objetos interactúan y se comportan distinto frente a la gran inmolación que podemos generar con un solo click.

No todo es fuego y destrucción

¿Cómo se progresa? Porque hasta ahora parece un simulador de chimenea bizarro. Pues no, otra vez el juego nos engaña, porque para progresar en la historia debemos utilizar la cabeza. Hay acertijos, llamados “combos”, que debemos descifrar. Están en un apartado distinto del catálogo y son meras frases, como por ejemplo “tiempo de flores”. Hay que quemar dos objetos del catálogo que tengan que ver con la frase para poder desbloquearlo.

“Tiempo de flores”. En este caso es fácil, pero en otros combos habrá que pensar: no solo en el nombre, ¡sino el comportamiento de cada objeto con el fuego, su fisonomía y hasta su descripción en el catálogo! Volviendo a “tiempo de flores”: hay que ir al catálogo y buscar algo referido al tiempo, por ejemplo… ¡un reloj despertador! Luego, algo parecido a flores, como ¡un pack de semillas instantáneas de margaritas! Compramos cada objeto, esperamos a que nos llegue (hay que esperar, como si de la vida misma se tratase). Una vez que llegan, abrimos la caja y llevamos las cosas a la chimenea. Al quemarlas juntas, el juego nos avisa que desbloqueamos un combo. Para pasar al siguiente catálogo necesitamos desbloquear unos cuántos de este estilo, además de haber quemado cada objeto por lo menos una vez.

Otros aspectos

La banda sonora es la justa. En el modo Compra suena una música que nos recuerda a los Sims: simpática y consumista, nos mantiene con ganas de gastar más y más. Pero en el menú de combos es una música diferente. Más estable y llevadera, como si se tratase de un main menu.

Gráficamente, mantiene la estética que la empresa utiliza para todos sus juegos. Llama la atención, ya que no estamos acostumbrados a ver el mismo trazo en la misma empresa. Es una mezcla de 2D cartoon, una paleta de colores por momentos depresivos, y a su vez una estética muy de la posguerra de los ’50, con colores chillones. Recuerda un poco al primer Bioshock.

Conclusiones

Little Inferno es una buena opción anti domingo fresco, de esos que solo te asomás fuera de tu casa en camisón al chino a comprar bajón. Te relajás, quemás cosas, resolvés acertijos y te sentís inteligente, ¿qué más se puede pedir? La última hora de juego es una sorpresa en la que cambia toda la dinámica. No quiero espoliear, solo decirles que Little Inferno es una grata sorpresa.

A favor: las mecánicas son divertidas y los acertijos también. Te mantienen todo el tiempo a la expectativa de qué habrá en el próximo catálogo para echar a las brasas.

En contra: ¡demasiado corto! Se termina en unas 5 ó 6 horas de juego. No permite rejugabilidad de ningún tipo.

El juego vio la luz para PC y Wii U en 2012. En 2017 se estrenó para Nintendo Switch así como para Android, Linux e IOS. Sale alrededor de 5 USD en cualquiera de las plataformas.

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